Asistí al curso ADN Básico ThetaHealing orientado por la doctora María José Linero ó Miirabai (En recordación de
su maestra mística Mirabai, una princesa Rashput, poetisa, compositora y asceta
hinduista).
Asistí, porque sé que se trata
de una técnica sanadora que involucra la realización espiritual, y fui en el
marco de la Sabiduría de la Incertidumbre (Es el campo de todas las
posibilidades) y por lo tanto, iba dispuesto a llenar mi Alma y mi Ser con
nueva información, con nuevos conocimientos que, sin duda, nutrirían de sosiego
mi existencia.
En efecto, la maestra María José
reúne todas las características de un instrumento de la Divinidad que convoca
serenidad, paz, tranquilidad y sanación. La energía y el poder que se logra en
el desarrollo de la sesión conducen a cada persona a descubrir intimidades
informativas que afloran y propician un descanso, una liberación.
Fue en esa cita maravillosa que
aprendí y comprendí sobre el ‘niño que vive y actúa dentro de nosotros’ y
además, del ‘Amor Incondicional’, que es mucho más que amorío mundano por las
novias, esposas, maridos, compañeros, papá, mamá, hermanos y demás personas. El
Amor Incondicional es la profundidad en la entrega por los demás. Es el amor de
Dios, del Creador de Todo lo que Es. Somos parte del Universo Divino y poseemos
la capacidad de amar incondicionalmente, pero las sendas del mundo terrenal nos
dejan a mitad de camino. Confundimos lo emocional con amar y dejamos que el EGO
y la mente ociosa dirijan nuestras vidas.
Dice la maestra María José que su
esencia está en cuidar a los demás y escuchar la historia de cada ser.
Realmente eso no ocurre en la medicina tradicional, convertida en negocio y
alejada por completo de la integridad que significa entender por qué se produce
una enfermedad. Miirabai escucha con su esencia interior.
Durante la sesión inicial se
experimentan momentos de reconocimiento interior, de saber que somos mucho más
que huesos, vísceras y carne. Esa fuerza se manifiesta y reconforta, no sin
antes exprimir algunas lágrimas que confirman que hay impactos, tactos y
motivaciones propias del desarrollo del taller.
ThetaHealing parte de la base de
que podemos llegar a los demás con intenciones claras de lograr sanar, eso sí,
la limpieza del Espíritu, la grandeza del Alma, la generosidad en su más alta
acepción, son las garantías para comunicarnos con los demás. No se logra con
una sesión, es necesario ser constantes, interesarse, estudiar. El camino de la
liberación va más allá de las creencias que nos han incrustado por razones
culturales. Aquí no se juzga, no se señala, no se critica, por el contrario, se
entiende que estamos en épocas de la existencia que conllevan formas y modelos.
Sin embargo, lo clave es
entender que el movimiento consciencial cada vez se expande por los seres del
mundo a través de diferentes manifestaciones, el ThetaHealing es una de ellas.
Se aprovecha la meditación, la energía, la esencia, el poder del silencio, los
frutos de la oración, el conocimiento y siempre en concordancia con la libre
decisión de cada persona. Se pueden transformar las vidas si hay dedicación y
creencia pura en Dios o en la Fuerza Creadora del Universo. Y, además, si quien
se presenta como instrumento Divino es coherente en su vida diaria, libre de
apegos enfermizos y en permanente transformación.
En el libro Theta Healing, una modalidad extraordinaria de sanación energética,
de Vianna Stibal, la pionera de la técnica, se cita una gran reflexión budista:
“No creas nada, sin importar dónde lo leas o quién lo diga, ni siquiera si yo
lo digo, a menos que esté de acuerdo con tu propio razonamiento y sentido
común”, pues bien, de eso se trata, si se cree se avanza, si se confía se
logra. A cada uno le llegará el momento.
Escrito por Jesús E. Torres 10/12/2014